No tengas miedo





      No tengas miedo

"Bendito el hombre que confía en el señor, y pone su confianza en él. Será como un árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme que llegue el calor, y sus hojas están siempre verdes. En época de sequía no se angustia, y nunca deja de dar fruto
Jeremías 17: 7-8




Jesús en constantes ocasiones dice a sus seguidores que no tengan miedo alguno o ansiedad por sus vidas presentes o alguna seguridad futura. Al contrario, nos invita a vender nuestras posesiones y a dar nuestro dinero a quienes más lo necesitan, especialmente a aquellos que no tienen nada para satisfacer sus necesidades y bienestar actual. Al parecer esto va en contra de nuestro instinto natural de querer tener más y más y ahorrar para el futuro, un futuro que es incierto.
¿Alguien en sus cabales buscaría vender sus posesiones y dar ese dinero a alguna causa, a menos que se presentara la oportunidad de intercambiar unos bienes por algo mejor, con más “valor” de lo que se pudiese acumular en la vida actual? 
Jesús nos aclara y advierte que el dinero y las posesiones no durarán, que son pasajeras, y podrán ser arrebatadas en el momento menos esperado por algún ladrón o incluso la misma muerte.
No obstante, existe algo, un tesoro que jamás será arrebatado de nosotros. Ahora bien, ¿Cuál es este tesoro? este tesoro es Dios mismo y su justicia. Este tesoro tiene un valor incalculable, más alto que cualquier cosa que podamos adquirir por nuestra cuenta. La sabiduría de las Escrituras nos dice que: Si el Todopoderoso es tu oro y tu preciosa plata, entonces te deleitarás en el Todopoderoso y volverás tu rostro hacia Dios. ¿Conoces la alegría y la felicidad de hacer de Dios tú único y verdadero tesoro y seguridad?
Los evangelios están llenos de un afecto especial que Jesús manifiesta a todos sus seguidores que pasan desapercibidos. Sin embargo, podemos ver hoy en nuestra parroquia que el amor de Jesús es sorprendentemente de actualidad. Es lo que necesitamos escuchar de Jesús en estos tiempos. "Mi pequeño rebaño". Jesús mira con inmensa ternura a su pequeño grupo de seguidores. Son pocos. No deben pensar en la grandeza. Jesús siempre los imagina: como una pequeña "levadura" escondida en la masa, una pequeña "luz" en medio de la oscuridad, un puñado de "sal" para darle sabor a la vida. Eso deben ser los cristianos, debemos convertirnos en luz para los demás, que las personas vean a Cristo por nuestro actuar y no solo por la manera como hablamos, estamos llamados a ser uno en Cristo, ser evangelizadores donde haya carencia de Fe, ser mensajeros del amor de Dios.
Después de siglos de "imperialismo cristiano", los discípulos de Jesús debemos aprender a vivir en minoría. Es un engaño que busquemos el poder o pretendamos dominar la sociedad. El evangelio no puede llevarse a la fuerza, al contrario, debe ser transmitido por todos aquellos que viven al estilo de Jesús, haciendo la vida más humana.
"No tengas miedo." Es la gran preocupación de Jesús. Jesús no quiere ver a sus seguidores paralizados por el miedo o hundidos en el desaliento de un mundo que lleva demasiada prisa dejando a un lado lo espiritual, bajo ninguna circunstancia debemos perder la confianza en el que todo lo puede.
La realidad es que actualmente también somos un pequeño rebaño, pero podemos permanecer muy cerca de Jesús, el Pastor que nos guía, defiende, acompaña y nos invita a convertirnos en misioneros del siglo 21. Él puede hacernos vivir estos tiempos con paz y armonía.
Jesús llama a todos a estar vigilantes esto debería ayudarnos para despertar de la indiferencia, de la inactividad y la negligencia con que a menudo vivimos nuestra fe. Por tanto, la fe debe ser esa luz que inspira nuestros criterios de desempeño, una fuerza que impulsa nuestro compromiso de construir una sociedad más humana, llena de esperanza que anima nuestra vida cotidiana.
Existe un elemento muy importante y es en la oración necesitamos aprender a escuchar a Dios con una actitud de atención al "pequeño susurro" del Señor. Reservemos un momento tranquilo todos los días durante el cual podamos sintonizar nuestros oídos con los sonidos Divinos de amor, armonía y paz. Recordemos las palabras del Libro de Apocalipsis: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo. Si alguien escucha mi voz y abre la puerta, entraré a su casa y cenaré con él y él conmigo” (3:20).
En otras palabras, debemos estar preparados para servir a Jesús en cualquier forma que tome. Lo que descubrimos con frecuencia al "servir" a otras personas es que Dios viene a nosotros a través de ellas, Dios está presente en la sonrisa del prójimo, en el dolor del que sufre, en el juego de un niño inocente, Dios está presente cada día y muchas veces pasamos por alto su presencia. ¿Estamos listos para ser uno en Cristo y reconocerlo en el rostro de la persona que encontramos en el camino? No tengamos miedo de ser los misioneros del siglo 21.


Luis Valencia
Misionero Latino
Iglesia Episcopal San Juan - Grand Haven, MI

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