Qué es la Navidad? – Mensaje para el 4to domingo de Adviento, 2019

La Navidad es una fiesta llena de nostalgia. La gente canta sobre la paz, pero no sabemos cómo lograr la paz. Deseamos la felicidad, pero parece difícil experimentarla. Nos compramos regalos, pero lo que más necesitamos es ternura y afecto. Cantamos al niño Jesús, pero en nuestros corazones se pierde la fe. La vida no es lo que nos gustaría que fuera, pero no sabemos cómo mejorarla. En medio de los saludos y regalos de Navidad, entre las cenas y el ruido, en su mayoría ocultos por luces, árboles y estrellas, todavía es posible ver al niño Jesús en su pequeña cuna. ¿Qué se esconde detrás de todo esto? ¿A qué nos lleva esta gran fiesta?

Si prestamos atención con simple fe, nos daremos cuenta de que incluso hoy Jesús puede ayudarnos de una manera muy profunda. Solo necesitamos enfocarnos en algunos temas centrales: la palabra de Dios se hizo carne. Dios no esta muerto. No está destinado a seguir siendo un misterio. Dios siempre ha querido comunicarse con nosotros sus hijos. Él ha querido hablarnos, hablar de su amor, expresar su proyecto de vida, Jesús es simplemente el proyecto que Dios ha enviado como hombre para nosotros. Escuchamos sobre un niño nacido en un pesebre. ¿Por qué este niño y no otro? ¿Es todo esto solo una leyenda? ¿El pretexto para poner en forma la mecánica de una sociedad de consumo? ¿Por qué la Navidad sigue siendo una celebración tan sugerente? Debe haber un secreto.

La Palabra de Dios se ha desarrollado dentro de cada uno de nosotros. No hay distancia entre nosotros. Dios se hizo carne para nosotros, con nosotros y en nosotros. Para encontrarlo, no necesitamos salir de nosotros mismos, simplemente necesitamos acercarnos a Jesús. Para conocerlo no tenemos que estudiar teología sino solo ser uno con Jesús, estar en comunión con él.

La Navidad nos dice primero quién es Dios. Hay algo profundamente dentro de nosotros que nos ayuda a imaginar un Dios omnipotente que es eterno, pero que permanece a distancia. Sin embargo, Dios es diferente de lo que creemos que es Dios. Dios se formó en un niño, es humano, frágil y cercano, es uno de nosotros. El amor de Dios no es un invento de los teólogos; Es un misterio increíble que Dios ha deseado estar con nosotros en nuestra existencia.

En este pesebre, Dios comienza su aventura con la humanidad. No lo encontraremos en los poderosos sino en los débiles. No está en lo grande y espectacular, sino en los pobres y los pequeños. Hemos escuchado el mensaje: en estos días, la liturgia cristiana nos recuerda una frase de Juan el evangelista.

Nos dice que este niño, nacido en Belén, es para nosotros una luz en el mundo, para quienes creen y para quienes dudan, para quienes buscan, para quienes creen que la fe es innecesaria. Este hombre hecho por Dios que vino a salvarnos es nuestra salvación. Él es mayor que todas nuestras dudas y esperanzas, mayor que nuestros gritos y blasfemias. Él es Dios, es amor por el hombre. El es nuestra salvación.

Luis Valencia, Misionero

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